La viceministra de Talento y Apropiación Social del Conocimiento de Colombia, Yesenia Olaya Requene, aseguró que el Lanzamiento Regional de Ciencia Abierta para América Latina y el Caribe es una oportunidad para celebrar el diálogo y comenzar a transitar juntos hacia la democratización y territorialización del conocimiento.
“En Colombia, la política nacional de ciencia abierta tiene como objetivo aumentar el acceso, la visibilidad, la reproducibilidad y la utilización de los datos, productos y resultados científicos tecnológicos y de innovación para ampliar la formación, apropiación, institucionalización y la infraestructura de ciencia abierta en el país. Sin embargo, la ciencia también dialoga con el contexto político y las grandes transiciones en materia ecológica, económica, ambiental. La ciencia abierta tiene el potencial para la integración de los países de América Latina, a partir de no dejar a nadie atrás en la producción del conocimiento y así reconocer la pluralidad de sistema de conocimientos”, señaló.
Desde la Casona Cultural Aquiles Nazoa de Caracas, Olaya Requene insistió en que la ciencia abierta puede marcar un punto de inflexión en la respuesta ante los apremiantes desafíos ecnológicos, socioecológicos, territoriales, culturales y de género.
“La apertura de la ciencia también es política. Vale la pena reflexionar qué implica democratizar y regionalizar la ciencia en los Estados latinoamericanos cuando las estructuras de conformación del saber científico están atravesadas por procesos históricos de racismo científico, epistémico, segregación de ciertas identidades y pueblos culturales. Son preguntas que debemos hacernos, desde la política y de la construcción de las ciencias. Si nosotros le apostamos a un diálogo de saberes habría que pensar y analizar esos resultados. Cuáles son las políticas que permiten interactuar con los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos en igualdad de condiciones. El diálogo establece una acción comunicativa de reconocimiento de otros saberes, pero también desafíos, analizar las políticas de formación de alto nivel, cuántos miembros de los pueblos indígenas y afrodescendientes conforman los sistemas de investigadores en las ciencias en nuestros países”, enfatizó.
La viceministra Olaya Requene informó que, en Colombia, los datos son muy preocupantes puesto que de los 45 694 investigadores con doctorados que se reconocen desde el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación tan solo el 1.5 % pertenece a una comunidad indígena y el 27 % son mujeres.
“Estas cifras nos hablan de grandes desafíos en materia de inclusión, en diseñar políticas y programas académicos que permitan la integración y la interlocución de los pueblos originarios y de las mujeres reconociéndolos como sujetos de conocimiento científico. Para reconocimiento tenemos que hablar abiertamente y debatimos las estructuras del racismo científico, la inclusión histórica de los saberes ancestrales y la negación a reconocer a los objetos culturales ancestrales étnicos por los sujetos constructores de conocimiento, además de las innovaciones tecnológicas que accionan cotidianamente para sobrevivir a las desigualdades sociales que los afectan en sus territorios. En Colombia, estamos transitando hacia un proceso tecnológico y científico de construcción de la paz total”, puntualizó.
De acuerdo con la vocera, la nación neogranadina trabaja para construir una ciencia para la paz que permita sanar los territorios de la violencia, pero que también permita reconocer en el lenguaje científico las estrategias de sobrevivencia e innovaciones comunitarias que accionan los pueblos afectados por la guerra.
“Una de los grandes desafíos que tenemos es liderar una misión de ciencias para la paz y la ciudadanía porque si no sanamos los dolores de la guerra no vamos a avanzar en el tema científico, no vamos a avanzar en esas metodologías que permitan no solamente abrirse a un diálogo, al conocimiento de saberes, sino que esos saberes tengan un impacto positivo para reconstruir. Estamos construyendo una nueva política de formación de alto nivel que tenga convocatorias específicas para la formación doctoral de jóvenes, mujeres, descendientes indígenas y de las poblaciones víctimas del conflicto armado. Estas son medidas de reparación o acciones afirmativas dirigidas a poblaciones específicas. Con esto buscamos que los prototipos científicos el desarrollo tecnológico y la transferencia de tecnología vaya acompañada de un componente de paz y que sean los sujetos quienes han vivido los horrores de la guerra y de las desigualdades raciales en el país quienes coloquen en las mesas del debate cuáles son las tecnologías pertinentes para que Colombia pueda transitar hacia una sociedad mucho más justa y equitativa”, resaltó.
Añadió Olaya Requene que el trabajo democratizar la ciencia les da a los pueblos de la región esperanzas de vivir, sobre todo a aquellos afectados por situaciones dolorosas como la guerra y los bloqueos.
“La educación es el camino para la constitución de la paz social y eso es ciencia abierta porque es un conocimiento que se construye en diálogo con las comunidades. En el marco del nuevo Gobierno en Colombia, para nosotros es una prioridad abrir el diálogo intercultural desde una perspectiva crítica porque el diálogo no es pacífico y con los grupos sociales y la humanidad se construye relación con conflictos y las epistemologías que circulan las universidades también obedecen a conflictos sociales y a conflictos de las narrativas que queremos posicionar en el saber científico de acuerdo al momento histórico en el que nos encontremos, pero también acorde a las jerarquías de dominación que se han instaurado en nuestros países. Por tanto, democratizar la ciencia es abrir la oportunidad de reconocer al otro en su potencial, de ser un sujeto de conocimiento”, aseveró Olaya Requene.
Cortesía: Prensa Mincyt/Karina Depablos.-
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